XCIV. Salmo 33.
XCV. Salmo 42.
XCVI. ¿No es majadero el que maja?
XCVII. Suponte, lector, que al bueno de almanzor,...
XCVIII. En el salmo 77, uno que se encuentra apretado...
XCIX. Si es que el pobre puede ser honrado...
C. Salmo 111.- Es otra aleluya, quiere decir,una porrillada de alabanzas...
CI. Digo y repito que soy el más paciente varón nacido en esta...
CII. Con el trabajo y náusea del que camina por un fangal, vengo yo,...
CIII. Instruye al niño en su carrera: aun cuando fuere viejo no se apartará de ella...
CIV. El eclesiastes.
CV. Dice Salomón, con muy elegantes palabras, en el cap. III del...
CVI. De cómo pensaba Salomón que se debe rezar.
CVII. Yo bien quisiera este año, como tantos otros que le han precedido...
CVIII. El cantar de los cantares.
CIX. Ya el bueno de Pepe Navarrete, en el prólogo de su hermosa novela Maria de...
CX. Era una buena costumbre de los antiguos hebreos pasar,...
CXI. Así que el rey salomón le habla esta egipcia...
CXII. Acabados estos hermosísimos chicoleos de la novia alnovio,...
CXIII. Pero si él explica claro, ella no le va á la zagaen...
CXIV. El libro de la sabiduria.
CXV. Después de leer que Dios no hizo la muerte, creo yo honradamente,...
CXVI. Entonces estarán los justos con grande constancia contra aquellos que los...
CXVII. Punto por hoy. Así decía terminando mi último nota, á 5 de...
CXVIII. Aun á riesgo de hacerme pesado, quiero seguir á Salomón...
CXIX. De el ecclesiástico.
CXX. Continúo leyendo el primer capítulo del Eclesiástico, y veo...
CXXI. En los primeros XVIII versiculos. el libro del Eclesiástico se...
CXXII. En tono sentencioso y un tantico pelutante consigna el...
CXXIII. Este libro del Eclesiástico es pesado, si los hay,...
CXXIV. Después de decirnos sirach, hijo de Jesús, que Dios crió al hombre de...
CXXV. sentencia firme, sin mezcla de teologia, que...
CXXVI. Conozco que me voy haciendo pesado y que es precioso abreviar los...
CXXVII. trata el capítulo XXXV de las ofrendas á Dios, de que ya tengo hablado...
CXXVIII. Ni tanto, ni tan calvo, que se le vean los sesos, dice un refrán;...
CXXIX. La profecía de isaías.
CXXX. Después de estas palabras, eterna condenación de todos los sacerdocios...
CXXXI. Declaro con la franqueza castellana propia de mi carácter,...
CXXXII. Los anteriores disparates fueron dichos, como advierte muy discretamente...
CXXXIII. Genio y figura hasta la sepultura. Y como el genio del cristianismo y su indole...
CXXXIV. Aún me tiemblan las carnes, lector querido;...
CXXXV. Episodio carcelario.
CXXXVI. Sigue el chaparrón.
CXXXVII. La prueba evidente de que nadie en este pícaro mundo puede pasarse sin fe,...
CXXXVIII. Cada vez que pienso que el bueno de Isaías profetizaba la...
CXXXIX. Díceme que, donde quisá con más fruición se leen estas notas,...
CXL. Cuentan qeu cierto magnate de gran pesquis, hablando con cierto principe de...
CXLI. Hánme dicho á última hora que un tal Cortón, apellido propio y adecuado de...
CXLII. Después de la barrabasada del juicio final, en qeu todo bicho vivienteha...
CXLIII. Continuando el retrato de Jehová, dice el buen Isaías, que Dios hace á...
CXLIV. Esto dice el Señor á Cristo mi ungido... Así abre Isaías el...
CXLV. Anunciado que ha Isaías en su libro á los babilonios el...
CXLVI. Quizá una alma cándida, quizá un lagarto clerical, de la subespecie luterana...
CXLVII. Pesado y sujeto á quiebras es, en estos tiempos semibárbaros...
CXLVIII. ¡Chifladuras!
CXLIX. Dejando á un lado el género que haya de tener Dios en la...
CL. La profecia de Jeremias.
CLI. Jeremias descubre mucho más la hilaza profética que Isaías...
CLII. Si Jehová el Dios de los hebreos, en vez de hablar desde las nubes,...
CLIII. Más que á mi, le correspondería anotar el capítulo XIV de la...
CLIV. Cuanto más lo medito. más convencido estoy de que...
CLV. He dicho que Fasur ejercía de Aguilera, ó sea de gobernador,...
CLVI. Ahora me toca hablar de las profecias qeu profetizó Jeremías en...
CLVII. No porque lo cuente Jeremías, sino porque ya tenemos anotados los cuentos que...
CLVIII. Había entre los hebreos una taifa llamada de los Rechabitas, que...
CLIX. Tan pronto como á Jeremías le sacaron del pozo de cieno...
CLX. Desde que á Jeremías se le puso el corazón como una...
CLXI. Threnos ó Trinos.
CLXII. Aunque los católicos dicen que Jeremías fué como profeta de sesastres,...
CLXIII. Añadio á la natural pesadez de Jeremías el sofocante...
CLXIV. La profecia de Baruch.
CLXV. La profecia de Ecequiel.
CLXVI. Dejé por el mes de julio á Ecequiel, el tercero...
CLXVII. Hechas las expresadas necedades y porquerías,...
CLXVIII. Castelas, harto de darnos la lata á los republicanos...
CLXIX. Dos enamorados son - decía el famoso P. Claret en uno de sus...
CLXX. Dicho como he, que Ecequiel con su caña en una mano y...
CLXXI. La profecía de Daniel.
CLXXII. Daniel, aunque mozo, ya positivista, no se contentó con la...
CLXXIII. Paseábanse rezando, como he dicho, Sidrach, Misach y...
CLXXIV. Quedamos en que Ciro - á quien la Biblia llama Darío - tomo á...
CLXXV. Así como entre todas las mujeres, la más liosa, embrollona,...
CLXXVI. La profecia de Oseas.
CCXII. La profecía de Joel.
CCXIII. Amos, anagrama de Mesa, que es un río Francés, y de osma,...
CCIV. La profecia de Abdias.
CCXV. La profecia de Jonas.
CCXVI. La profecia de Miqueas.
CCXVII. La profecia de Nahun.
CCXVIII. La profecia de Habacuc.
CCXIX. La profecia de Sofonias.
CCXX. La profecia de Aggeo.
CCXXI. La profecia de Zacarias.
CCXXII. La profecia de Malaquías.