El pecado de la generala / por Carlos Merouvel

México : Impr. de "El Universal"

Tabla de Contenido

Preliminares.

El pecado de la generala.

I - III.
I. Conocidísimo es entre el ejército francés el nombre del general Branville.
II. En la época en que comenzamos nuestra narración,...
III. Desde la muerte de su padre y durante las incertidumbres de la liquidación...

IV - V.
IV. Algunos días después se celebró el matrimonio, sin ostentación ninguna á...
V. Pasaron cinco meses.

VI - VIII.
VI. Cuando los condes llegaron á París, Roberto les estaba esperando en la estación.
VII. Cuando Roberto volvio á Rusia tomó una resolución heroica.
VIII. Si existe en el mundo una naturaleza excelente, dulce y benévola,...

IX - XI.
IX. Al día siguiente, Gabriela, que no había olvidado los informes del vizconde,...
X. La conversación que Roberto había escuchado en casa de la princesa, turbó...
XI. Roberto continuaba reflexionando en el comedor, acerca de la converación que...

XII - XIV.
XII. Los bailes de la Opera de Paris constituyen tal vez, uno de los espectáculos...
XIII. Cuando la princesa se encontró sola con Roberto en su hotel de la Avenida...
XIV. De día en día y casi de hora en hora, aumentaba el afecto que el...

XV - XVII.
XV. Al día siguiente un sol hermosísimo prestaba su alegría á un cielo transparente y...
XVI. El cambio de carácter que se operó en Roberto desde el día de su...
XVII. Cuando Luis XII, el 7 de Agosto de 1514, se casó á la edad de cincuenta y tres años con...

XVIII - XXI.
XVIII. Antes de entrar en sus habitaciones, despúes de la marcha de los invitados,...
XIX. El expléndido hotel del célebre conde de O....
XX. Las habitaciones de la condesa estaban separadas de las de su marido...
XXI. El cuarto de la condesa, á las nueve de la mañana siguiente, estaba aún herméticamente cerrado.

XXII - XXIV.
XXII. Mi querido Roberto.
XXIII. Tan pronto como el último invitado abandonó los salones de la princesa,...
XXIV. Viva y cruel fué la impresión que aquella escena produjo en el corazón de Roberto.

XXV - XXVII.
XXV. Dos meses pasaron.
XXVI. Riozares se encaminó á la Avenida de Antin.
XXVII. A las seis de la tarde, poco más, cuando el capitán llegó al hotel de Branville,...

XXVIII - XXX.
XXVIII. ¡Mis buenos amigos!
XXIX. Después de dejar al general, Roberto se dirigió rápidamente hácia la plaza de San Agustin.
XXX. No siempre los más peligrosos venenos, son los que operan con mayor rapidez.

XXXI - XXXV.
XXXI. Al oir respuesta afirmativa de Gabriela, el general vacilo como si hubiese recibido una herida mortal.
XXXII. Cuando el general daba á Jacobo la Órden de marcha á Paris, Roberto había ya atravesado al...
XXXIII. La condesa había escuchado con terror el galope del cabello que llevaba á Jacobo en...
XXXIV. El ayuda de cámara y Rosa eran los únicos criados que tenían sus habitaciones y...
XXXV. Cuando Roberto llegó á Bel-Air eran las diez de la mañana.

XXXVI - XXXIX.
XXXVI. Ocho días después, al finalizar el mes de junio, un viérnes, el antiguo castillo...
XXXVII. En efecto Marcas no parecía joven.
XXXVIII. A las seis de la tarde, de plácida...
XXXIX. La condesa se dirigió á la puerta que comunícaba con la...

XL - XLII.
XL. Aquella noche todos los amigos de la princesa Ivanowska se habían dado cita en...
XLI. El marqués de Riozares vivia en un suntuoso hotel del parque Monceaux.
XLII. La vida en Traignac de deslizaba en medio de uan monotonía mortal.

XLIII - XLVII.
XLIII. La sala de la Opera presentaba, como siempre su deslumbrador aspecto.
XLIV. Es una más que larga distancia, la que medía entre el boulevard de los...
XLV. Marcas inspiraba gran deferecnia a todos los guardas de Traignac.
XLVI. Roberto continuaba á los pies de Gabriela.
XLVII. Los criados del castillo, encerrados en sus habitaciones cuando ocurrió la catástrofe,...