II. Como unos son tentados al principio de su conversión, otras
III. Porque quiere el señor que tengamos tentaciones, y de la utilidad y provecho que de ellas se sigue.
IV. De otros bienes y provechos que traen consigo las tentaciones.
V. Que las tentaciones aprovechan mucho para que acudamos más a dios.
VI. Que en las tentaciones se prueban y purifican más los justos, y se arraiga más la virtud.
VII. Que las tentaciones hacen al hombre diligente y fervoroso.
VIII. Que los santos y siervos de Dios no solamente no se entristecían con las tentaciones, antes se holgaban por el provecho que con ellas sentían.
IX. Que en las tentaciones es uno enseñado, no solamente para si, sino para todos.
X. Comenzase a tratar de los remedios contra las tentaciones, y primeramente del animo, esfuerzo y alegría que habemos de tener en ellas.
XI. Cuan poco es lo que el demonio puede contra nosotros.
XII. Que nos ha de dar grande animo y esfuerzo para pelear en las tentaciones, considerar que nos esta mirando Dios.
XIII. De dos razones muy buenas para pelear con grande animo y confianza en las tentaciones.
XIV. Que Dios no permite que nadie sea tentado más de lo que puede llevar, y que no debemos desmayar cuando crece o duda la tentación.
XV. Que el desconfiar de si y poner toda su confianza en Dios es grande medio para vencer las tentaciones…
XVI. Del remedio de la oración, y ponerse algunas oraciones jaculatorias acomodadas para el tiempo de las tentaciones.
XVII. De otros dos remedios contra las tentaciones.
XVIII. De otros dos remedios muy principales, que son resistir a los principios, y nunca estar ociosos.
XIX. De las tentaciones que vienen con apariencias de bien, y que es grande remedio contra todas las tentaciones el conocerlas y tenerlas por tales.
XX. Como nos habemos de haber en las tentaciones de pensamientos malos y feos, y de los remedios contra ellas
XXI. Que en diferentes tentaciones diferentemente nos habemos de haber en el modo de resistir.
XXII. De algunos avisos importantes para el tiempo de la tentación.
Tratado Quinto de la afición desordenada de parientes
I. Cuando le importa al religioso huir visitas de parientes y las idas a su tierra.
II. Que el religioso ha de evitar también cuanto pudiere el ser visitado de parientes, y la comunicación por cartas.
III. Que aunque sea con titulo de predicar, ha de huir el religioso el trato de parientes y las idas a su tierra.
IV. Que particularmente se ha de guardar mucho el religioso de
V. En que se confirma lo dicho con algunos ejemplos.
I. De los daños grandes que se siguen de las tristeza.
II. En que se dan algunas razones, por las cuales nos convienen
III. Que no han de bastar las culpas ordinarias en que caemos para quitarnos esta alegría.
IV. De las raíces y causas de la tristeza, y de sus remedios.
V. Que es muy gran remedio para desechar la tristeza acudir ala oración.
VI. De una raíz muy ordinaria de la tristeza, que es no andar uno como debe en el servicio de Dios,
VII. Que alguna tristeza hay buena y santa.
Tratado Séptimo del tesoro y bienes grandes que tenemos en Cristo, y del modo que tenemos en Cristo, y del modo que habemos de tener en mediar los misterios de su sagrada pasión, y fruto que habemos de sacar de ellos.
III. Del modo que habemos de tener en meditar la pasión de Cristo nuestro redentor.
IV. Del afecto del dolor y constricción de nuestros pecados que habemos de sacar de la meditación de la pasión de Cristo Nuestro Señor.
V. Del efecto del amor de Dios.
VI. Del afecto de gratitud y hacimiento de gracias.
VII. De los afectos de admiración y esperanza.
VIII. De la imitación de Cristo que habemos de sacar de la meditación de sus misterios.
IX. En que se confirman con algunos ejemplos cuan provechosa y agradable sea a Dios la meditación de la pasión de Cristo nuestro redentor.
Tratado octavo de la sagrada comunión y santo sacrificio de la misa.
III. Comienzas a tratar de la preparación que pide la excelencia y dignidad de este divino sacramento.
IV. De la limpieza y puridad, no solo de pecados mortales, sino también de veniales e imperfecciones…
V. De otra disposición y preparación mas particular con que nos habemos de llegar a este divino sacramento.
VI. En que se pone otras consideraciones y modos de prepararse para la sagrada comunión, muy provechosas.
VII. De los que habemos de hacer después de haber recibido este divino sacramento, y cual ha de ser el hacimiento de gracias.
VIII. De otra manera de acción de gracias.
IX. Del fruto que habemos d sacar de la sagrada comunión.
X. Que el frecuentar la sagrada comunión es gran remedio contra todas las tentaciones, y particular mente para conservar la castidad.
XI. De otro fruto principal que habemos de sacar de la sagrada comunión que es unirnos y transformarnos en Cristo.